jueves, 31 de octubre de 2013

Esta vida loca...

Yo y mi montaña rusa de emociones diversas.... alegrías que vienen y van... tristezas que pasan, rabias que duelen, melancolías que siempre parecen presente... y mi sonrisa... esa sonrisa que me abre puertas y me conecta rápidamente con desconocidos.

Esta vida loca y divina, llena de colores vivos y sombríos.... repleta de días de azúcar y de sal, de fríos y calores..... de sol y de lluvia. Solo queda vivirla con la firme decisión de buscar lo que deseo (arriesgándome a ganar o perder), vivirla con gratitud por todo lo que tengo, vivirla con la humildad de quien acepta lo que no puede cambiar..y con Fe, esa Fe ciega y poderosa,  que mantiene mi corazón latiendo, aunque se haya roto mil veces.

Y al final de mi paso por esta vida .llena de locos y locuras (si es verdad lo que algunos cuentan), quizás me quede tiempo para ver en una rápida película los momentos más importantes de mi viaje.  Y quizás pueda saber si, al menos por un segundo, hice mejor la vida de alguien.  Y tal vez (si realmente existe algo después de vivir).. tenga el regalo de encontrarme con aquellos que añoro hoy y los que comenzaré a añorar mañana, esos que terminaron antes que yo, su viaje por esta vida, esta vida tan loca.

martes, 1 de octubre de 2013

Nosotros y nuestras corazas....

Coraza, parte de una armadura rígida que se ubica en el torso. Generalmente hecha de materiales como  hierro, bronce, cuero endurecido o madera. Mi definición dice: Coraza, barrera que nos cubre el corazón y que está hecha materiales como: desengaños, miedos,  ego, timidez, maltratos, traiciones, malas experiencias  y creencias negativas. Ese tipo de coraza, está hecha en capas… se construye en capas y se elimina así, por capas. Capas que nos alejan de lo que creo debe ser experiencia más hermosa que como humanos podemos vivir… AMAR. Amar sin juicios, sin miedos, ni reproches, amar lo que hacemos, amar a otros: a nuestro ÉL o ELLA (así en mayúsculas), a nuestros amigos, nuestra familia… así, como son, sin querer cambiar nada. Y lo mejor, entregarnos a ser amados sabiendo que no necesitamos parecernos a nadie, ni cambiar nada para ser merecedores de ese amor.

A diario percibo un mundo envuelto en corazas, las de aquel hombre que no saluda en las mañanas, las de la chica que no se atreve a bailar en la fiesta, las de la señora que le huye a las fotos, las de ese chamo que siempre está de mal humor, incluso las de ese que siempre “sonríe”. Corazas, las mías, las de los seres que más quiero e incluso las de aquellos, que aportaron material para construir una nueva capa de mi propia coraza alguna vez. Algunas personas van por la vida de manera ligera, sin grandes armaduras… ligeros, confiando en otros, amando. Y esa ligereza se hace notoria en sus sonrisas luminosas, en su forma de mostrarse “sin vergüenza” delante de todos y en la manera en que viven sin criticar al otro.

Pero hay otros con corazas empotradas tan profundamente, que en ocasiones no se ven y toma años deshacerse de ellas. Y vamos por el mundo acorazados, pero sin admitirlo… comiendo, fumando, bebiendo, jugando, ejercitándonos y comprando en exceso para calmar la ansiedad, cultivando un “montón de amigos” que realmente no lo son, viviendo noviazgos y hasta matrimonios con personas buenas pero que no nos llenan (porque no son ÉL o ELLA), solo para sentir que amamos, que “estamos bien”, pero sabiendo que esos fantasmas que crearon nuestras corazas siguen allí… no intactos, pero tan vivos como siempre. Impidiéndonos elegir adecuadamente y disfrutar plenamente.

Y una noche descubrimos nuestras corazas reflejadas en las de otros… y vemos nuestro miedo a “mostrar emociones” en el miedo de otros. Pero salimos corriendo, porque es más fácil huir que asumir el riesgo de expresar lo que sentimos, por miedo al rechazo. Es más fácil hacer lo que se espera, que salir de nuestra zona de confort para hacer lo que queremos, es más fácil hacernos compañeros que amigos del alma,  es mejor decir “te quiero” que dar un paso más y demostrar  “te quiero a ti para….” porque para eso hay un componente que no siempre estamos dispuestos a dar (porque la coraza nos pesa)…. AMOR.

Pero hoy tengo la certeza de que así como se quita cada capa del caparazón de una nuez hasta llegar a lo realmente interesante… es posible extraer cada una de esas capas de la coraza, hasta llegar al corazón, ese que aunque sienta miedo no se esconde, ese que simplemente es lo que es, que sabe que para ganar hay que jugar y que para amar… hay arriesgarse a ser amados. Y aunque lograrlo es algo que quizás no podamos hacer solos,  lo que podemos hacer es permitir que nos suceda.