domingo, 12 de mayo de 2013

Los hijos, el reflejo de los padres - En agradecimiento a Nhora y Luis.

Un padre ayuda a su pequeña hija a ir al baño en un restaurant  en “Gorky Park” (Moscú), al salir, la niña pide lavarse las manos y el padre dice "Don't worry it's not necessary". Al ver esto, un día de las madres y a 5 minutos de haber conversado de lo mucho que la familia nos marca la vida...miles de preguntas y uno que otro juicio de valor vinieron a mi mente: Pobre niña, con padres así ¿Cómo será cuando crezca?, ¿Cuánto puede la familia marcar nuestra vida?, ¿Qué cosas de mi personalidad son un espejo de mis padres?

Crecí en una familia promedio de mi época: mamá, papá y dos hijos. Mis padres, inmigrantes, trabajadores, honestos, ambos con nivel educativo básico, pero mejor educados que muchas personas que he conocido y que llevan prefijos o sufijos “honorables” junto a su nombre: El Dr. Blabla, la Ing. Juanita, Fulanito, PHD...Pepito, PMP….y por supuesto, Andresito el CEO de la empresa X, etc. Mis padres, demostraban interés y respeto por eso de "ser gente", lo cual siempre dejaron claro, que nada tiene que ver con la cantidad de diplomas que tenga en la pared, o los ceros a la derecha en mi cuenta bancaria. Recuerdo de ambos frases como "Nena, lávate las manos", "Se dice gracias", "Se piden las cosas diciendo Por Favor", “Saluda a la señora”, "Dale el puesto al señor mayor...", "No tires eso en la calle", “Siéntate bien, etc. En aquel momento, esas frases eran como los pellizcos de una depiladora: repetitivos y casi insoportables. Hoy, doy gracias por haber tenido padres así. 

De mi papá, heredamos varias cosas: Luis, además del físico, heredó la puntualidad, la forma de caminar, y de reír, el don de la escucha atenta, el gusto por las reuniones sociales y los tragos con los amigos, el tono arisco y a veces "burlón" de su personalidad. En mi caso, me traje la facilidad para hacer amigos en donde vaya y conservarlos por años. Y ambos nos quedamos, con su gusto por caminar, sus bonitas cejas y casi envidiable metabolismo.

Hoy, día de las madres, recuerdo lo mucho que de ella también heredamos. Luis se trajo consigo, entre otras cosas, su afición por los carros, los lentes, las gorras y los sombreros. La capacidad admirable de hacer dinero a través de un oficio y el gusto (casi necesario) de disfrutar de un buen café cada mañana y de un cigarrillo cada noche en el balcón. En mi caso (además del parecido físico), heredé el gusto por el arte, las manualidades y las carteras, la búsqueda constante de ser puntual (y frustrarme en el intento), el valor de arriesgarme para conseguir lo que quiero y averiguar lo que no sé, el deseo de emigrar y la casi necesidad constante de decir lo que pienso (aunque a veces sean verdades punzantes para los demás). Ambos: heredamos el gusto por las fotos y el baile, el casi gozoso acto de discutir cuando sabemos que tenemos la razón, el valor que damos a la familia, la necesidad de tener nuestro propio espacio y mostrarnos autosuficientes, nuestro poco agrado por cocinar (y mucho por comer), el don de la palabra y la facilidad para vender casi cualquier cosa o idea si así se necesita.

Hacer este recuento me hace sentir agradecida y feliz porque tuve padres que me enseñaron lo que significa “ser gente”,  a distinguir entre religiosidad y Fe, que me mostraron (cada uno con un ejemplo distinto) que somos reflejo de nuestra familia (por lo que imitamos y lo que decidimos desechar), que a lo largo de la vida recogemos lo que sembramos y que la suerte, no es el timón de eso que llaman destino. GRACIAS!!

Especialmente GRACIAS a ti mamá, que aunque estás en el cielo, no dejas de existir y cada día con más frecuencia te encuentro cuando me veo en el espejo. Gracias por seguir siendo mi ángel protector, por no soltar mi mano, por ser una madre extraordinaria, y ser (como decía mi hermano a los 5 años) “La mejor mamá que he tenido”, por poner las bases de lo que hoy soy y por seguir estando allí en el sol, las estrellas y en el aire que respiro.. Esté cerca o lejos de casa.

Monik