domingo, 16 de junio de 2013

La magia de preguntar, preguntarse.... cuestionar y ser cuestionados!!

Aproximadamente 5 en una corta conversación, 3 para descubrir si me interesa o no seguir hablando con un extraño, 20 en mi cabeza por cada hora (en un día de mucha reflexión) y un número X mucho más alto cuando alguien me interesa.... es el promedio de preguntas que pasan por mi cabeza y/o salen de mi boca cada día. Definitivamente, me reconozco a mí misma como una versión femenina y "adulta" de "Pepito Preguntón" y tal vez, mi profesión ideal sería "conductora de un programa de entrevistas". Y es que preguntar (y cuestionar sin juzgar) es una de las herramientas más utilizo para conocer a las personas, para aprender, para encontrar alternativas y sobretodo, para conocerme y aprender sobre mí.

Preguntar me lleva a la reflexión inmediata y cuando utilizo las preguntas apropiadas, generalmente me doy cuenta que una respuesta representa solo la punta del iceberg, bien sea porque encuentro un millón de cosas interesantes que conocer en esa persona con la que hablo, o porque descubro facetas, miedos,  representaciones del ego, pasiones, incoherencias y hasta tornillos sueltos en mi cabeza.

El Coaching (una de los temas que he estudiado solo por placer y que más me apasiona), definido por muchos como "El arte de hacer preguntas poderosas", no busca otra cosa que lograr que una persona (el Coach) pueda guiar a otra (el Coachee) de un punto A a un punto B, potenciando sus habilidades. Esto lo hace a través de preguntas, en las cuales no existen respuestas correctas o incorrectas, solo respuestas sinceras, que vienen del corazón y la realidad del Coachee (en un clima de rapport, sin tabúes ni falsas poses) y que terminan dando por sí mismas la guía necesaria para alcanzar la meta propuesta. Preguntas tan poderosas que abren otras ramas de ese camino "A--B" y dejan al descubierto muchos otros puntos interesantes por los que tal vez nunca se pensó pasar. Es como deshojar capa a capa una flor o pelar una fruta hasta encontrar el corazón. Lo más rico de esta experiencia (para los que hemos sido Coach y Coachee alguna vez) es darnos cuenta que cuando ese cuestionarse ocurre de manera adecuada, el camino solo es de crecimiento, de mejoría, de evolución. Un camino que rara vez tiene retorno.

Lo que aterra de preguntar y responder, es la posibilidad de cuestionar o que sea cuestionada nuestra respuesta, el inmediato choque de alternativas, la bipolaridad que a veces acompaña a nuestros argumentos, el sentirnos expuestos y observados, o simplemente darnos cuenta que nos conocemos menos de lo que pensamos. Pero cuando se logra ver esta otra maravillosa cara de la moneda, es casi imposible desprenderse de la necesidad de preguntar y comenzamos a encontrarle el gusto a ser "cuestionados".

Tal como dijo el genial Charles Chaplin, "No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas."

Feliz inicio de semana para todos... ¿alguna pregunta? ;)

Monik